Las criptomonedas están ahora en boca de todos, y no es para menos. Estas divisas virtuales se han posicionado en el foco de toas las conversaciones gracias al incremento en su valor que han tenido de manera reciente, permitiendo que muchas personas obtuvieran un gran beneficio llevando a cabo inversiones modestas en dichas monedas. Junto a ellas, otro término ha ido adquiriendo especial relevancia para aquellos que más pendientes están de las últimas novedades en este terreno: las ICO.
Una ICO (u oferta inicial de monedas) es la salida al mercado de una nueva divisa o proyecto, en la cual pueden participar tanto inversores públicos como privados para ser los primeros en obtener parte de los primeros tokens.
Es parecido a las salidas a Bolsa tradicionales y tiene como principal fin conseguir la financiación de un proyecto que se quiere poner en marcha. La próxima gran ICO, que se espera que sea la mayor de la historia, será la de TON y Gram, la plataforma y moneda de la aplicación de mensajería Telegram.
A medida que se va extendiendo el uso de las criptomonedas, sin embargo, va siendo necesaria la implementación de otros métodos y modelos que mejoren lo ya existente y puedan aportar más al futuro de estas nuevas tecnologías. En esta ocasión la propuesta llega de la mano de Vitalik Buterin, el creador de Ethereum, que quiere comenzar a implementar un modelo denominado como DAICO, que se compone de lo mejor de las ICO y lo mejor de las DAO (organizaciones autónomas descentralizadas).
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¿Qué es una DAICO? Una nueva manera de ver las cosas
La evolución de las ICO a las DAICO se debe al creciente interés que están despertando las criptomonedas, los proyectos basados en ellas y la experiencia previa de Buterin en el sector. El creador de Ethereum cree necesario que los proyectos cuenten desde el principio con un control mayor de los inversores en los mismos y no solo de los desarrolladores que han tenido la idea de comenzarlo, por lo que quiere lograr una forma de financiación donde el papel de los primeros no se limite únicamente a poner el dinero necesario, sino que tengan capacidad de decisión sobre los aspectos del mismo.
De esta manera se pretende aumentar también la credibilidad de las criptomonedas y los proyectos basados en ellas o en tecnologías similares, pues es algo en lo que todavía cuesta confiar debido a sucesos pasados que han terminado en fiasco. A través de la implementación de este aspecto de las DAO se logra una red donde nadie es más que nadie y el control no reviste de manera única en una entidad o persona, sino que recae sobre el conjunto de individuos que conforman la red o plataforma y que, se da por hecho, quieren verla mejorar y crecer con el paso del tiempo.
Las DAICO tomarían como modelo base Ethereum y sus contratos inteligentes, los cuales permitirían poner en marcha proyectos de una manera segura y mucho más rápida que mediante vías tradicionales. Los puntos claves de esto residen, por tanto, en la gobernabilidad de manera autónoma de una plataforma y la descentralización de la misma respecto a cualquier tercero que antes tenía siempre un papel relevante en todo tipo de acciones y acuerdos.
¿Cuál es, entonces, su mayor ventaja?
Pese a que una DAICO y una ICO son similares tanto en su concepción como en su estructura, la mayor ventaja que ofrece esta primera sobre la segunda es, en términos generales, la cantidad del acceso que se tiene a los fondos pertenecientes del proyecto en cuestión.
Normalmente, tras una ICO son los propios desarrolladores y encargados del proyecto los que tienen un acceso ilimitado a los fondos, disponiendo de ellos para invertirlos de la manera en la que mejor les parezca (con el avance del proyecto siempre en mente, claro). Las estafas y las malas gestiones, no obstante, han terminado por socavar este modelo y hacer que sea visto con malos ojos.
Todo radica, por tanto, en el control que los inversores tienen durante el proceso de desarrollo del proyecto, pues ellos más que nadie quieren que su dinero sea bien utilizado y no se esfume de la noche a la mañana. Finalmente, de haber no estar percibiendo los resultados satisfactorios, se podría dar por terminado el contrato y recuperar así parte de los fondos, algo del todo imposible con una ICO.